Cuenca Rural

Común es ver las fotos del hombre de campo argentino en revistas, televisión o internet, usando una gorra para protegerse del sol. Es parte del vestuario de muchos productores y trabajadores quienes la utilizan cotidianamente. Muchas marcas de insumos, maquinarias, bancos, compañías de seguros y revistas relacionadas al agro, las utilizan como medios de publicidad, regalándolas a sus clientes.

El uso de la gorra protege de los efectos nocivos del sol. Pero sucede que esta protección es relativa, ya que zonas del cuello y la cara quedan a merced de los rayos solares, produciendo con el tiempo lesiones cutáneas que pueden terminar en cánceres de piel. Las zonas desprotegidas son las orejas (principalmente la parte superior), el labio inferior, el cuello y las porciones laterales de la cara. Existe la manera de proteger mejor estas zonas, a través del uso de sombreros de ala ancha.

Claro que usar gorra es mejor que no usar ningún tipo de protección.

A su vez la cada vez mayor presencia de la mujer en las actividades productivas a campo, como por ejemplo productoras, trabajadoras, ingenieras agrónomas, veterinarias, entre otras, obliga a recomendar el uso de estos sombreros de ala ancha, ya que los cuidados de la piel en la mujer son mayores, por una cuestión cultural.

La afectación solar de la piel, sigue una secuencia bastante común y repetida para los productores rurales y todo aquel que trabaja en el campo. Desde pequeños la exposición al sol, ya sea durante los juegos, acompañando a los padres o ayudando en sus tareas cotidianas rurales, es la primera agresión que reciben. Es que el uso de protectores solares, sombreros, mangas largas, etc. en niños es casi ausente. Cuanto más pequeño es el individuo, peores son los efectos solares sobre la piel, ya que los daños son acumulativos. A medida que el niño crece, el tiempo de exposición solar va en aumento y por ende el riesgo. La piel empieza ya a mostrar los efectos de la desprotección, con aparición de lunares y manchas. Ya en la adultez, las lesiones precancerosas y el cáncer de piel hacen su aparición, llegando a su máxima frecuencia a partir de los 50 años.

Además de lo que implica padecer este tipo de problemas cutáneos, se suma las "secuelas" que deja su tratamiento. La sociedad actual ha dado a la belleza y apariencia una gran trascendencia. Los lugares más expuestos a los efectos dañinos del sol, son a la vez los expuestos "socialmente", como la cara, el cuello, el cuero cabelludo, los brazos y las piernas, por ser lugares que están sin cobertura gran parte del tiempo. Los distintas terapias que existen para las lesiones de piel, incluyen entre otros a la cirugía y a la radioterapia, que pueden producir alteraciones estéticas posteriores al tratamiento, principalmente en la cara (nariz, mejillas, orejas y párpados).

Es decir que los inconvenientes que trae aparejado no protegerse del sol son muchos:

1) Cáncer de piel
2) Envejecimiento cutáneo prematuro
3) Alteraciones estéticas por cirugías, radioterapia, etc.
4) Pérdida de tiempo productivo, al tener que ir a controles, tratamientos, etc.
5) Costo económico por viajes, consultas, medicación, etc. Ejemplificar este punto con un caso ocurrido con un pequeño productor rural de Santiago del Estero, de 67 años, es muy interesante.

En Octubre del 2010, a este hombre oriundo de un pequeño pueblo del sur de Santiago del Estero, le diagnosticaron un cáncer de piel en la nariz. Le sugirieron realizar tratamiento quirúrgico a la brevedad. Por la necesidad de terminar con sus tareas en el campo, tuvo que postergar dicho tratamiento, casi 1 mes. Finalmente fue operado en un hospital de alta complejidad de una ciudad capital, donde permaneció 1 semana hasta que le dieron el alta, ya que le era más conveniente quedarse en dicha ciudad y no tener que viajar cada dos días a controlarse. Luego los controles postoperatorios se espaciaron y puedo volver a sus tareas laborales, a los 25 días de operado. A los 3 meses fue nuevamente intervenido para reconstruir la zona operada, lo que le demandó otra semana de permanencia fuera de su pueblo. Demás está decir que debió contratar a una persona para encargarse de distintas actividades, durante el tiempo en que no estuvo en condiciones de trabajar en su producción. Viajes + estadía + medicamentos + contratar personal = un gran costo.

Para evitar llegar a este cuadro, se pueden tomar algunas conductas:

1) Proteger desde pequeños a los niños, con protectores solares, sombrero y la mayor parte del cuerpo cubierta (manga larga y pantalones).
2) Evitar estar bajo el rayo del sol innecesariamente. Aprovechar la sombra de los árboles, toldos, casilla rural, etc.
3) Usar sombrero de ala ancha preferentemente, o gorra antes que nada.
4) Siempre tener ropa de colores oscuros
5) Usar protectores solares de amplio espectro
6) Utilizar anteojos de sol, que cumplan con las normas de calidad nacionales
7) Autoexámen de la piel

Respecto al punto 5, es fundamental la consulta con el médico de confianza o dermatólogo para saber cuál es el mejor protector solar acorde a cada uno. Es fundamental manifestarle al profesional, el tipo de trabajo que se realiza (al aire libre) y el lugar donde se lleva adelante. La amplia geografía productiva de nuestro país, es un elemento a tener en cuenta a la hora de elegir un factor de protección cutánea, ya que trabajar más al norte de nuestro país implica una mayor agresividad solar. Por ejemplo, un contratista rural que realiza tareas en la provincia de Buenos Aires y luego viaja al norte, debe manifestar esta situación a su médico.

El autoexámen es muy importante. Revisar de manera completa todo el cuerpo y en caso de observar algún cambio, ya sea aparición de nódulos, "cáscaras", lastimaduras, lunares u otro tipo de lesión, consultar a su médico de confianza. Lo mismo si se observa un cambio en la coloración, tamaño, bordes o superficie de lunares ya existentes.
En la producción rural, se debe fortalecer el papel de la mujer en el cuidado de la salud de toda la familia, ya que es la que recomienda diariamente a sus hijos y marido acerca de utilizar protectores, sombrero, abrigo, etc.

La recomendación a las empresas que realizan publicidad a través de gorras, es que utilicen esos recursos en sombreros de ala ancha, que generarán además del efecto publicitario buscado, un gran beneficio social a los que lo reciban.

Dr. Marcos Grigioni
Agromedicina-Cuenca Rural