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Estos son sus pollos

Emplumado. Pablo Ligato, en una de las granjas de cría próximas a Córdoba. “Hay que ser número uno en eficiencia y no en cantidad de producción”, afirma.

La planta de incubación que acaba de inaugurar, para él, implica coronar tres décadas en la actividad aviar. Pablo Ligato comenzó criando pollos parrilleros con su padre, un italiano que vino de Reggio de Calabria. Hoy, la empresa familiar cuenta con una docena de granjas, una fábrica de balanceados y, con el empuje de sus hijos, el grupo comenzó a cruzar las fronteras de Córdoba. Pero no todo fue crecimiento sostenido: más de una vez estuvo a punto de dejarlo todo por las características propias de un rubro donde levantar el pie del acelerador se paga caro.

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Lunes 28.04.2014La planta de incubación que acaba de inaugurar, para él, implica coronar tres décadas en la actividad aviar. Pablo Ligato comenzó criando pollos parrilleros con su padre, un italiano que vino de Reggio de Calabria. Hoy, la empresa familiar cuenta con una docena de granjas, una fábrica de balanceados y, con el empuje de sus hijos, el grupo comenzó a cruzar las fronteras de Córdoba. Pero no todo fue crecimiento sostenido: más de una vez estuvo a punto de dejarlo todo por las características propias de un rubro donde levantar el pie del acelerador se paga caro.

-¿Es cierto que cuando fue con el proyecto a Quilino no le creían?

-Y, mire, como dijo la Sole (Soledad Carrizo, exintendenta de la población), ellos están cansados de que vayan a venderles espejitos de colores y cuentos que nunca se hacen realidad. Como todo emprendimiento avícola, hay que cumplir una serie de requisitos, como la factibilidad de uso de suelo, ver la potencia de la energía para saber si es suficiente para hacer el proyecto y pedir una serie de cosas.

-¿Por ejemplo...?

-Tener el derecho a que no se instale otra empresa similar en la zona, no por competencia sino por la necesidad de contar con aislamiento sanitario. El Servicio de Sanidad Animal impone una distancia mínima de cinco kilómetros entre las plantas avícolas. Queremos lograr una ley para que sean 10 kilómetros. Ya que fuimos a vender espejitos de colores que al final no eran espejitos, necesitamos que nos den esa facilidad por si alguna vez va otra firma y no hace bien las cosas.

-¿Cuánta gente trabaja ahí?

-La primera etapa involucra a 60 o 70 personas. Totalmente terminado, llegaríamos a 150 puestos. En la actualidad, los huevos que estamos incubando son de Cabaña Avícola del Paraná. Cuando en septiembre entren los primeros reproductores nuestros, en febrero de 2015 tendremos los primeros huevos para incubar de Quilino. Cada nueve meses entrará un plantel de 30 mil reproductores.

-¿Cuántos pollitos salen de los huevos que pone una gallina?

-Unos 170, pero para llegar a eso hay que tenerla más de 40 semanas en postura. Ahí la granja se queda sin huevos. Para que esa curva no sea desproporcionada entra un lote cada nueve semanas, que implican seis lotes por año. Por eso son seis granjas de reproducción y tres de recría, porque cada granja de recría alimenta a dos de postura. Cada nueve semanas, tendremos 30 mil reproductores, con lo cual conseguiremos una trazabilidad pareja de postura, con una producción estable de huevos. Van a sobrar huevos para vender a terceros.

-Entraría en otro negocio.

-Va de la mano con lo que hacemos. Es muy amplio el negocio, un abanico con muchos puntos de vista y múltiples réditos. Se pueden vender huevos, hacer pollitos bb, engordar pollos, venderlos vivos o faenados, procesar el faenado, hacer semicocidos de exportación. Es un negocio muy amplio, que no tiene ni techo ni terminación, pero que, a la vez, es difícil de llevar.

Del abuelo a los hijos

-¿Esto le vino "heredado" de su padre, en el sentido de que él le enseñó los secretos de la actividad?

-Nosotros teníamos verdulería y carnicería. Hubo una época donde estaba de moda la cría de pollos, pero con sistemas antiguos. Había compradores de pollos vivos que se nutrían de lo existente en el mercado sin ningún tipo de planificación. Era la época en que la gente armaba un galponcito con una mínima instalación, compraba pollitos bb y maíz, criaba y le vendía a los que recorrían la zona comprando pollos vivos. Así comenzamos el negocio con mi padre.

-¿Cómo se llamaba?

-Domingo Ligato, venía de Reggio de Calabria, Italia. Mi viejo llegó en 1951, mi mamá venía embarazada de mi hermano más grande que falleció muy joven. Él, en 1973, y mi viejo, en 1981. Esos dos hechos familiares nos tiraron abajo. Íbamos dos pasos para adelante y tres para atrás. Nos costó salir adelante anímicamente.

-Pero hoy toda la familia está involucrada en el proyecto.

-Todos, inclusive Marcos (el piloto de rally). Junto con esta planta de incubación de Quilino hoy deberíamos estar festejando también la creación de una firma nueva que es Sierras del Río, radicada en Concepción del Uruguay, de la cual él es presidente, en sociedad con mi otro hijo Mateo. Producen pollos pero los comercializan en aquella zona faenados, a diferencia de San Mateo, aquí en Río Ceballos, que no faena para no ser desleal con sus clientes que son criadores y faenadores.

-Entre Ríos es tierra de pollos.

-Es más fácil crecer en Entre Ríos, allá existen los llamados "integrados". Le doy el pollito y el alimento a un productor y le pago determinada cifra por pollo parrillero terminado. Eso fue así porque había decenas de criadores individuales; actualmente, todos crían para empresas grandes y las que están en el segundo y tercer pelotón, como la firma de Marcos y Mateo.

-O sea que como criador, Marcos pasó a ser un buen piloto.

-Sierras del Río faena diariamente en San Justo. También tenemos una modernísima fábrica de alimento balanceado en Río Ceballos con un volumen de acopio de 17 mil toneladas y una capacidad productiva de 30 toneladas por hora. Y un frigorífico integrado. Apostamos a la incubadora de Quilino para proveer a Sierras del Río, a San Mateo y para vender a terceros. A partir de 2002, con Cabaña Avícola del Paraná, también comenzamos a producir pollito bb.

-¿Sus hijos se interesaron porque les gustó el rubro o le vieron simplemente la veta comercial?

-Antonino, quien se llama así en honor a mi hermano, es una excelente persona. Cuando comenzamos criando pollos, él andaba por ahí, en esa vieja generación de galpones que daban realmente miedo (muestra una foto de aquél niño entre las aves). Hoy, las instalaciones son inteligentes, con comederos automáticos, bebederos niples, etcétera. Pero a mi hijo le había quedado eso en la cabeza.

-No le gustaba la idea.

-Es que perdíamos montañas de plata, ganábamos plata, empatábamos. En 1994, vendimos todas las granjas y continuamos como intermediarios del negocio, comprábamos pollo terminado y vendíamos aquí. Pero resultó que al tiempo me devolvieron esas instalaciones, Antonino no quería saber nada. El tema es que, si no criábamos pollos, en cuatro meses nos quedábamos sin mercadería porque todos los avicultores se estaban fundiendo.

-O sea, el final del relato está cantado, siguieron adelante.

-Dicho y hecho, a los dos meses no había más mercadería. Así que nos salvó volver a criar, con la ayuda de un socio. Desde 1995 hasta 2001 funcionamos bien, ese año otra vez el mercado fue sacudido, en parte por las importaciones desde Brasil. Yo la pegué con la estrategia, abarqué todo lo que pude de los criadores que se estaban cayendo y crecimos sostenidamente. Ahora, insisto, este negocio es muy inestable, nunca hay un momento ordenado. Hoy los negocios rentables de la avicultura son recreos, momentos.

-Como la felicidad...

-Y uno tiene que reaccionar a tiempo porque si hay ventas necesita más producción. Pero si necesito menos producción porque el mercado no tracciona o hay mucha competencia, yo no puedo apretar un botón rojo parar la máquina y ya está. Tengo los pollitos bb, estoy en problemas porque me siguen consumiendo alimento, no paran. Y la gallina tampoco frena la postura de huevos. Últimamente se han aplicado normas para bajar la oferta.

-Como usted lo cuenta, esto parece más complicado que hacer ganadería.

-Justamente, nosotros tenemos un feedlot , cuando no es negocio, no entramos. Pero en la avicultura uno no puede sacrificar un lote de reproductores recién nacidos porque es una inversión de dos millones de pesos. Cuando lo lleva a seis meses para que rompa postura, son dos millones más. Amortizar ese proceso es complicado, por eso a veces esta industria sacrifica pollitos bb, algo que para la gente que está afuera de la actividad es difícil de comprender.

-Sí, los de la ciudad no entendemos ese proceso.

-Hoy existen reuniones a nivel nacional donde se hacen convenios para levantar el precio. Lo más rápido es bajar la oferta, congelando pollo en cámaras frigoríficas. 20 días atrás el cajón de pollo costaba 330 pesos, hoy vale 260 producirlo y cuesta 280 pesos. Hay superproducción. Las empresas más exitosas son las que tienen una base sólida para aguantar la buena y la mala.

-¿Por eso usted le apunta a cerrar todo el ciclo de producción, salvo la faena?

-La experiencia me dice que hay que cortar únicamente lo que se va a comer. Todas las empresas apuntan a ser número uno, pero yo pienso que lo importante es ser número uno en eficiencia y no en cantidad de producción. De lo contrario, fundirse está a la vuelta de la esquina. Incluso hay empresas de capitales externos que, a mi criterio, le erraron al diagnóstico.

-No entiendo muy bien, entonces, por qué ustedes siguen apostando al negocio.

-Somos una empresa familiar con estructuras jerárquicas limitadas. Los gerenciadores somos nosotros. Además, no tenemos los costos de faenado y distribución que asumen otras firmas.

-¿Cómo consiguió que un banco de Bélgica le otorgara un crédito?

-Simplemente con el balance de Pollos San Mateo. El banco financia al fabricante de las máquinas que incorporamos. A la obra civil e instalaciones las hicimos nosotros con nuestra gente. También en el armado y construcción de galpones hemos ganado experiencia. En Quilino la tierra es más barata que en las zonas agrícolas y hay mucha agua que viene por napas desde la Cordillera. Así, nos fue cerrando la idea por todos lados.

Walter Giannoni
La Voz del Interior

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