Cuenca Rural

Lunes, 10 de Febrero de 2014 Recuperar Clave Registrarse
Usted se encuentra en: Ganadería Equinos Archivo de Ganadería, Equinos
Búsqueda personalizada
Mayormente Nublado
23°C Mayormente Nublado
Buenos AiresCambiar

Ganadería | Equinos

Evaluación del feto y de la placenta en la yegua

El mejoramiento en las técnicas de diagnóstico y los avances en el conocimiento de la fisiología y patología reproductiva incrementaron las tasas de preñez en la yegua. En contraste con este logro, la incidencia de las pérdidas de gestaciones tempranas ha permanecido constante con tasas del 10 al 15%.

Compartir nota Compartir nota
Jueves 06.02.2014El mejoramiento en las técnicas de diagnóstico y los avances en el conocimiento de la fisiología y patología reproductiva incrementaron las tasas de preñez en la yegua. En contraste con este logro, la incidencia de las pérdidas de gestaciones tempranas ha permanecido constante con tasas del 10 al 15%.

Las perdidas de preñeces de más de 5 meses aún representan un serio problema para la industria de la reproducción equina. Las yeguas afectadas no solamente fracasan en producir un potrillo, sino que además presentan disminución de las tasas de concepción en la próxima temporada de servicios.

Las pérdidas gestacionales tardías pueden deberse a enfermedad del feto, a disfunción de la placenta o a enfermedad de la yegua. Durante décadas se ha realizado rutinariamente el control de la salud de la yegua y la implementación de tratamientos preventivos de las enfermedades abortivas. Sin embargo, la evaluación del feto y de la placenta en la preñez avanzada es un procedimiento utilizado recientemente en reproducción equina.

Evaluación fetal

La evaluación del feto está indicada en los casos en que la yegua presenta lactación prematura, flujo vaginal, enfermedades sistémicas, distensión excesiva de la cavidad abdominal, sospecha de mellizos, preñez prolongada o partos distócicos anteriores.

A partir de los 90 días de gestación se puede realizar en forma confiable la ecografía transabdominal del feto equino. A partir de ese momento el útero se desplaza sobre el borde de la pelvis pudiendo ser visualizado ecograficamente desde la zona ventral del abdomen. La evaluación de la viabilidad del feto se realiza observando el tamaño del corazón y la frecuencia cardíaca, también los movimientos y el tono muscular del feto. Puede evaluarse el feto, determinando el espesor de las membranas fetales, la cantidad y ecogenicidad del líquido amniótico y alantoideo y la presencia de mellizos.
En los primeros estadios de la preñez el feto puede visualizarse en la zona inguinal y entre las glándulas mamarias.

A medida que la gestación avanza, el feto se va localizando progresivamente hacia craneal. Para obtener una imagen diagnóstica del feto se hace necesario rasurar la zona a ecografiar. Al final de la gestación el abdomen ventral de la yegua se debe rasurar desde la glándula mamaria hasta el xifoides, extendiéndose en las zonas laterales hasta una línea paralela al suelo que pasa por las patelas. La piel se lava para eliminar pelos sueltos y suciedad y luego se coloca gel apropiado para ultrasonografía.

El periodo de gestación, la conformación y tamaño de la yegua así como también la posición del feto deberán tenerse en cuenta en el momento de decidir el tipo de transductor a utilizar. Se deberá elegir el transductor de más alta frecuencia adecuado para penetrar hasta la profundidad que se desea ecografiar. En general se requiere un transductor de 2,5 o de 3,5 MHz para ecografiar el corazón fetal al final de la gestación, ya que se requiere penetrar a una profundidad aproximada de 30 cm. A medida que la gestación avanza, el feto se va localizando progresivamente hacia craneal. Para obtener una imagen diagnóstica del feto se hace necesario rasurar la zona a ecografiar. Al final de la gestación el abdomen ventral de la yegua se debe rasurar desde la glándula mamaria hasta el xifoides, extendiéndose en las zonas laterales hasta una línea paralela al suelo que pasa por las patelas. La piel se lava para eliminar pelos sueltos y suciedad y luego se coloca gel apropiado para ultrasonografía.

El periodo de gestación, la conformación y tamaño de la yegua así como también la posición del feto deberán tenerse en cuenta en el momento de decidir el tipo de transductor a utilizar. Se deberá elegir el transductor de más alta frecuencia adecuado para penetrar hasta la profundidad que se desea ecografiar. En general se requiere un transductor de 2,5 o de 3,5 MHz para ecografiar el corazón fetal al final de la gestación, ya que se requiere penetrar a una profundidad aproximada de 30 cm. Se prefiere un transductor sectorial o convexo que produce una imagen triangular que permite un aumento del campo visual en la porción profunda de la imagen.

Debe evitarse administrar sedantes a la yegua, ya que éstos alteran el ritmo cardíaco, el tono y el movimiento del feto. El abdomen ventral de la yegua es escaneado en los dos planos, sagital y transversal. La totalidad del útero debe ser evaluado ultrasonográficamente para determinar la posición del feto y la posibilidad de encontrar mellizos. Después del octavo mes de gestación el feto debería encontrarse yaciendo en el plano sagital en presentación anterior.

En la última parte de la gestación la cabeza del feto está cerca del borde de la pelvis. Solamente utilizando ecografía transrectal, se puede obtener el diámetro de la órbita ocular. En la mayoría de los casos el feto se encuentra en decúbito dorsal con su columna vertebral en aposición a la pared abdominal ventral.

Para determinar la orientación del feto se debe examinar el útero sagitalmente y localizar el tórax del feto por la característica ultrasonográfica de la parrilla costal (Fig. 1). Esta característica está dada por la presencia de las apófisis vertebrales y las costillas. El corazón se localiza en la zona craneal del tórax.

Figura 1. Imagen ecográfica transabdominal del torax fetal obtenida con un transductor sectorial de 2,5 MHz. Las sombras son producidas por las vértebras y las costillas. El plano ventral es la parte superior de la imagen y el plano dorsal la inferior.

La frecuencia cardíaca se utiliza como un indicador de la viabilidad fetal. Una disfunción en el parto está asociada con bradicardia o taquicardia fetal. La frecuencia cardíaca del feto se encuentra en su punto más elevado a los tres meses de gestación con un promedio de 196 latidos por minuto y se produce una disminución gradual durante el resto de la preñez. La disminución de la frecuencia cardíaca fetal se produce como resultado de un incremento en el tono parasimpático a nivel cardíaco. La frecuencia cardíaca normal del feto determinada por Reef y colaboradores en el último mes de preñez, fue de 60 a 90 latidos por minuto.

El ritmo cardíaco puede ser obtenido utilizando un cronómetro mientras se ecografía la imagen en modo B o utilizando modo M, el cual muestra los movimientos cardiacos con el transductor en una posición fija. El cursor en modo M, se desplaza de manera que intercepte el corazón. Se activa la imagen modo M. La imagen desplegada muestra los movimientos cardiacos a través del tiempo (Fig. 2). La frecuencia cardiaca se calcula en forma automática midiendo el tiempo entre dos ciclos cardiacos. El análisis en modo M es mucho más exacto que el método cronometrado para realizar la evaluación del ritmo cardíaco fetal.

Los movimientos del feto o de la yegua dificultan la obtención de una imagen sostenida durante 10 segundos en la pantalla. Las frecuencias cardiacas elevadas que se observan en los primeros meses de preñez dificultan la determinación con un cronómetro. La actividad fetal produce un incremento de 10 a 15 latidos por sobre la frecuencia cardiaca en reposo. Es inapropiado medir la frecuencia cardiaca durante la actividad del feto, la misma deberá ser obtenida después que la actividad fetal ha cesado.

Figura 2. Imagen ecográfica transabdominal del corazón fetal obtenida con un transductor sectorial de 2,5 MHz. La imagen modo B se encuentra en la parte superior de la foto. Observe la ubicación del cursor a través del corazón (flecha). La imagen modo M se encuentra en la parte inferior de la foto. La marca del cursor (X) marca un ciclo cardíaco. La frecuencia cardíaca calculada se encuentra en la parte inferior izquierda de la foto.

Se ha demostrado que el diámetro de la aorta se correlaciona con el peso materno y es un buen indicador del tamaño del feto. La aorta se puede visualizar cuando sale del corazón y se ubica en dorsal del feto adyacente a los cuerpos vertebrales. El diámetro de la aorta se mide a nivel del borde caudal del corazón durante la sistole. El diámetro aórtico fetal obtenido en 32 yeguas de razas livianas con gestaciones normales fue en el rango de 18,5 - 27 mm. Un diámetro aórtico menor al normal fue asociado con potrillos anormales que presentan un bajo peso al nacimiento. Un feto normal debe presentar un ritmo cardiaco normal y un tono muscular apropiado. Un feto fláccido que es visualizado flotando en los líquidos, es un feto débil o muerto. El feto debería mostrar movimientos activos durante el examen ecográfico. Los movimientos pueden ser de flexión o extensión de los miembros o de rotación del eje longitudinal.

A medida que el feto se desarrolla se pueden observar movimientos más complejos. La membrana amniótica se observa como una estructura fina hiperecoica flotando en los líquidos fetales. En las preñeces normales es delgada, observándose en ocasiones formaciones quísticas. En las zonas del útero en donde el feto se encuentra en contacto con la unidad fetoplacentaria, el amnios es muy difícil de visualizar. La cantidad de líquido fetal debe ser evaluada en 4 zonas dentro del útero (derecha, izquierda; craneal y caudal). En general, la mayor cantidad de líquido se encuentra rodeando al tórax fetal en la región del codo (Fig. 3).

Figura 3. Imagen ecográfica transabdominal de las cavidades con líquido alantoideano y amniótico obtenida con un transductor convexo de 5,0 MHz. Las dos cavidades se encuentran divididas por la membrana amniótica (flecha).

El volumen total de los líquidos fetales se evalúa considerando la profundidad del líquido amniótico y alantoideo. El promedio normal máximo es 13,4+4 cm para el líquido alantoideo y de 7,9+3,5 cm para el líquido amniótico. Estos líquidos contienen una cantidad moderada de partículas ecogénicas normales en suspensión a partir del cuarto mes de gestación.

Dentro del líquido alantoideo puede verse flotando el hipomán, que presenta una forma oblonga con un centro más ecogénico rodeado de capas como una cebolla.

Evaluación de la placenta

La placenta equina está constituida por el alantocorion, el alantoamnios y el cordón umbilical. La parte coriónica del alantocorion se encuentra adherida al endometrio por medio de los microcotiledones que contactan con el útero con excepción de una zona que corresponde al orificio cervical interno, denominada estrella cervical.

El alantocorion es quien abastece al feto in útero. Permite el intercambio respiratorio y de nutrientes entre la madre y el feto y es un órgano endocrinológicamente activo que sintetiza y metaboliza hormonas importantes para el mantenimiento y desarrollo fetal. El alantoamnios al flotar libremente permite al feto moverse con libertad dentro del útero y sólo se encuentra adherido al alantocorion en una pequeña área del cordón umbilical. El único contacto entre el feto y el alantoamnios está a nivel del ombligo. El cordón umbilical posee una porción amniótica y una porción alantoidea. El cordón umbilical posee 2 arterias umbilicales, una vena umbilical y el uraco. La longitud del cordón es variable, pero normalmente, se encuentra entre 50 y 100 cm.

La evaluación de la placenta se realiza rutinariamente después del parto y provee información importante sobre procesos de enfermedades o disfunciones que puedan haber afectado la viabilidad de un feto abortado o, las enfermedades potenciales en el potrillo neonato. Sin embargo este tipo de examen no es de utilidad para tomar decisiones que permitan prevenir futuros abortos o para evitar que el potrillo presente enfermedades neonatales. La evaluación de la placenta puede ser realizada por medio de la ultrasonografía y por test endocrinológicos.

Evaluación ultrasonográfica de la placenta

Ultrasonografía transabdominal

El examen ultrasonográfico de la placenta en yeguas consideradas en riesgo de abortar durante la última etapa de la gestación, se realiza utilizando la vía transabdominal. Los valores normales para el espesor conjunto de útero y placenta (ECUP), han sido determinados utilizando transductores de 5 ó 7,5 MHz (Fig. 4).

Figura 4. Imagen ecográfica transabdominal de la unidad útero-placentaria en una yegua con gestación normal de 320 días. La imagen fue obtenida con un transductor convexo de 7.5 MHz. La "X" marca el espesor de la unidad feto-placentaria.

Reef y colaboradores, recomiendan realizar el examen ecográfico de la placenta en 4 cuadrantes: craneal derecho, caudal derecho, craneal izquierdo y caudal izquierdo. Se sugiere que, usando esta técnica las yeguas con preñeces normales deben tener un mínimo ECUP de 7,1+1,6 mm, y un máximo ECUP de 11,5+2,4 mm En estudios posteriores se observó que las yeguas con ECUP aumentado, frecuentemente paren potrillos anormales. Un ECUP >17,5 mm es representativo de placentitis. Renaudin y colaboradores, examinaron las variaciones mensuales en el ECUP, en yeguas con gestaciones normales.

Los estudios confirmaron los resultados previos, pero encontraron una diferencia significativa en la medición del ECUP entre los meses de preñez. Sin embargo el ECUP no aumentó en forma constante y se cuestionó la confiabilidad de la medición del ECUP por la vía transabdominal. No obstante el engrosamiento de la placenta y la separación parcial del alantocorion del endometrio, puede ser observada con ésta técnica en yeguas con placentitis originada por una infección hematógena (Fig. 5). Además, se puede ver una cavidad con líquido hiperecoico en la base del área ventral del útero en yeguas que presentan placentitis producida por Nocardia.

Figura 5. Ultrasonografía transabdominal y transrectal de la placenta en una yegua durante el noveno mes de gestación. La flecha señala la zona de separación placentaria.

Las yeguas que pastorean festuca infectada por endofitos, con frecuencia presentan una separación prematura del alantocorion, aumento en el peso y espesor del mismo y retención placentaria. En las yeguas infectadas con el endofito puede observarse por ecografía transabdominal un aumento importante del espesor útero-placentario y la separación prematura del alantocorion, sin embargo el aumento de espesor del alantocorion no fue observado hasta un promedio de 8 horas antes del comienzo del parto.

Ultrasonografía transrectal

Aunque la ultrasonografía transabdominal suministra una excelente imagen del feto y la mayor parte del útero y la placenta, la porción caudal del alantocorion no puede ser observada por esta vía, haciendo difícil el diagnostico de placentitis ascendente en los estadios iniciales. La ultrasonografía transrectal de la porción caudal del alantocorion al final de la gestación proporciona una excelente imagen a nivel de la estrella cervical (Fig. 6). Renaudin y colaboradores, examinaron preñeces normales mensualmente, comenzando desde el cuarto mes de gestación hasta el parto.

Figura 6. Ultrasonografía transrectal en una yegua al final de la gestación. A = membrana amniótica; B = rama media de la arteria uterina; x---x = espesor conjunto útero-placentario (ECUP).

Se estableció el rango normal del ECUP. Se ubicó al transductor lineal 1 a 2 pulgadas en craneal de la unión placenta-cérvix y después se desplazó lateralmente hasta que la rama media de la arteria uterina se hizo visible en la parte ventral del cuerpo uterino. El ECUP debe ser medido entre la rama media de la arteria uterina y el líquido alantoideo (Fig. 6, Fig. 7).

Figura 7. Ecografía transrectal en una yegua al final de la gestación. A = membrana amniótica; x---x = espesor conjunto útero-placentario (ECUP). El ECUP se mide entre la rama media de la arteria uterina y el alantoides.

El examinador debe asegurarse de que la membrana amniótica no se encuentra adyacente al alantocorion, porque puede producir un aumento erróneo del ECUP (Fig. 8). El ECUP debe ser medido en la parte ventral del cuerpo uterino, porque en la parte dorsal del útero es frecuentemente más ancho que en la parte ventral. Además, la porción dorsal del útero se encuentra frecuentemente edematizada durante el último mes de gestación en preñeces normales.

Figura 8. Ultrasonografía transabdominal y transrectal de la placenta de una yegua durante el noveno mes de gestación. La flecha señala el área de separación placentaria.

A través de la ultrasonografía transrectal, se ha encontrado espesor anormal y separación parcial del alantocorion con el endometrio en yeguas que presentaban signos clínicos de placentitis ascendente (Fig. 9). En estadios avanzados el espacio entre el útero y la placenta estaba ocupado por líquido hiperecoico. En un estudio llevado a cabo en yeguas SPC en haras, se concluyó que un aumento en el ECUP en la mitad y última parte de la gestación indicaba insuficiencia placentaria y aborto inminente [14]. Ninguna de las yeguas con espesor normal de la placenta perdió la preñez y todas las yeguas que abortaron presentaron un aumento en el ECUP o separación placentaria. En condiciones prácticas se sugiere que un ECUP de más de 8 mm entre los días 271 y 300, más de 10 mm entre los días 301 y 330 y más de 12 mm después del día 330, indican falla placentaria y aborto inminente.

Figura 9. Ultrasonografía transabdominal y transrectal de la placenta de una yegua durante el noveno mes de gestación. El espesor conjunto útero-placentario (A) es anormal (11 mm) y la placenta se encuentra separada en la proximidad del cérvix. El borde externo del útero está delimitado por puntos negros y el líquido alantoideo (B), marca el borde interno de la placenta.

Mientras que la ultrasonografía transrectal y transabdominal de la placenta son de utilidad para detectar algunas patologías, es importante tener en mente que los cambios placentarios que producen alteraciones alrededor del parto, pueden ser sutiles y no fácilmente detectables por el examen ultrasonográfico. Por ejemplo, una correlación entre fibrosis endometrial y angiosis y un deficiente desarrollo de las vellosidades coriónicas ha sido reportada. Por supuesto que estos cambios no pueden no ser detectado por ultrasonografía y requiren de otras técnicas diagnósticas.

Evaluación endócrina de la placenta

Progesterona

Se observó un aumento en las concentraciones plasmáticas de progesterona en yeguas que presentan un estado avanzado de placentitis. Aunque el aumento de las concentraciones de la progesterona plasmática durante la mitad y la última parte de la gestación, son sugestivas de placentitis, la decisión terapéutica no debe realizarse sobre la base de una sola muestra. Para detectar la concentración de progesterona de utilidad clínica, es necesario el estudio de muestras seriadas. Las muestras mensuales de progesterona de yeguas con riesgo de aborto inminente no mostraron diferencias con las concentraciones de yeguas con preñez normal.

Estrógeno

El sulfato de estrona en sangre materna ha sido utilizado para monitorear la viabilidad fetal. Sin embargo, esta determinación no ha sido de utilidad para diagnosticar signos tempranos de placentitis.

Relaxina

La relaxina es producida por la placenta equina y puede ser detectada en sangre periférica a partir del día 80 de gestación hasta el parto. El papel de la relaxina durante la preñez no esta totalmente determinado, aunque existe alguna evidencia de que la producción de relaxina placentaria se encuentra disminuída en yeguas con riesgo de aborto. Ryan y colaboradores observaron una concentración subnormal de relaxina plasmática en yeguas con preñeces anormales. Las yeguas con signos clínicos de placentitis y las que experimentaron signos de festucosis, tenían disminuidas las concentraciones de relaxina plasmática. Actualmente no existe una prueba comercial para la determinación de la relaxina equina, se necesitaría investigar más para poder evaluar la utilidad de la relaxina plasmática, como herramienta clínica para diagnosticar placentitis y monitorear la eficacia de la estrategia de los tratamientos.

 

 

M. Troedsson, DVM PhD Dipl ACT
Professor
Department of Large Animal Clinical Sciences
College of Veterinary Medicine
University of Florida

A. M. Sage
Department of Clinical and Population Sciences
College of Veterinary Medicine
University of Minnesota
Traducción: M. Marino, MV

Más Noticias

  • Problemas nutricionales y metabólicos con los forrajes
  • Las raciones completas en el futuro de la alimentación equina
  • Método de tipificación de ADN a partir de muestras de Orina: su utilidad en la resolución de casos de doping positivos en equinos
  • Nació ‘Silvina Luna’, la primera yegua de polo clonada en el país
  • Síndrome de Cushing en Equinos
  • Evaluación del decúbito lateral en equinos fina sangre de carrera sometidos a anestesia general con halotano por un período de 60 minutos
  • Aplicación de las técnicas de polimorfismo de DNA en la resolución de casos de abigeato, identificación individual y determinación de paternidad
Al Home de Ganadería Equinos
Newsletter Cocina de Historias y Recuerdos

Audios

Ver Archivo de Audios Últimos audios
  • Las moscas y los roedores en criaderos de cerdos. La raíz del problema
  • La importancia del clima en los ciclos biológicos de los insectos vectores
  • El Hantavirus y el trabajador agropecuario
  • Los Vectores (Moscas y Roedores) en la producción lechera
  • El tema del verano: Los Mosquitos
Wap Cuenca Rural

Encuesta

Otras Encuestas

Búsqueda personalizada
Archivo CuencaRural Desarrollado por Osmosis
Copyright © 2008 cuencarural.com - Todos los derechos reservados.