Cuenca Rural

Viernes 13.06.2014En oportunidad del "III Congreso Argentino de Fitopatología" disertó la bióloga Vilma Conci, directora del Instituto de Patología Vegetal (Ipave), que depende del INTA, y tiene sede en Córdoba. LA GACETA Rural habló con la investigadora sobre su especialidad: las virosis en frutilla. Este fue el diálogo:

-¿Cuál es el panorama de las virosis en frutilla en la Argentina?

-El problema de las virosis es porque todos los años debe comprarse material libre de virus, ya que las plantas están atacadas por más de 30 entidades atacantes, la mayoría de ellas desconocidas, por lo que la una forma de manejar y controlar ese problema es con el uso de plantas libres de virus o saneadas. Para poder hacer eso, y lo que se hecho siempre, es comprar material sano en los viveros o en los productores que los venden en el exterior (EEUU, Europa), o de semilleros certificados que trabajan en la Argentina. Los compran los viveristas y lo multiplican un par de años para tener cantidad suficiente, y ese material es el que se entrega a los productores para la producción comercial. Entonces, el material que hoy se está usando, que se siembra, es material de sanidad controlada, justamente, para contrarrestar o manejar el problema de las virosis.

-A pesar de eso, existen problemas. ¿Por qué?

-Hay distintas razones y causas: una, puede ser que el material que entre al país no está libre de todo, con un porcentaje de infección, o puede ser que, una vez que está adentro, los vectores que existen en el país -que son áfidos en su mayoría- se encargan de multiplicar esto y se generan problemas.

-¿Por qué en el país hay que comprar plantas de sanidad controlada?

-En Argentina tenemos las capacidades y las condiciones para hacer nosotros nuestras propias plantas de sanidad controlada. Se parte de una planta en vitro, se la prueba si está libre de virus y se la multiplica, se hace una selección y eso ya es una planta madre de sanidad controlada o libre de virus. El problema es que se trabaja con variedades comerciales patentadas. Y no tenemos las patentes para poder multiplicarlas libremente. Hay que tener esa licencia para poder hacerlo. Entonces, el material que hoy se comercializa es agronómicamente seleccionado y de buena calidad, y hay que comprarlos en los semilleros que tienen ese material y la licencia para poder venderlos. Por eso, no podemos nosotros producir libremente esos materiales.

-Hay virus conocidos sobre los que se trabaja, y otros no. ¿Qué nos falta para conocer todos esos virus y ver su impacto?

-Se está trabajando para detectar qué virus existen hoy en la Argentina. Hasta ahora, en los estudios que hemos hecho, detectamos tres de esos virus. Muchos de nosotros tenemos sospechas que existen y estamos trabajando para ver si realmente están presentes. En realidad, el trabajo está focalizado en varios aspectos: por un lado, tratar de obtener materiales saneados de los cultivares que se están liberando o de materiales que quedan sin licencia, y por otro lado, buscar y poner a punto sistemas de diagnósticos que se puedan usar en forma masiva y poder hacer los controles, tanto del material que entra como del que se multiplica, e incluso el que se exporta.

-¿Existen normativas del Senasa para controlar el trabajo de los viveros, la condición con que llega el material del exterior y cómo pasa a las fincas?

-Eso está controlado, porque el material ingresa con una certificación, en distintas categorías de etiquetas según la calidad del material. Existe un acuerdo del Senasa, con distintos organismos, para hacer ese control y esa certificación. Esos certificados no garantizan que el material sea libre de virus, 0 virus, sino que esa calidad acepta un cierto porcentaje desde el punto de vista agronómico, porque no es dañino. El problema es cuando el material se multiplica dentro del país, y se pueden multiplicar los virus si es que en el país está el vector que se encarga de transmitir esa enfermedad.

La Gaceta